Editorial

Un error produjo silencio. El silencio reflexión. La reflexión nos evidenció el desgano. Y fue precisamente el desgano el lugar desde el que partimos para esta tercera etapa de Funámbulos.
En un primer momento nos definimos como “los viudos de la certeza”. Ese posicionamiento coqueteaba fuertemente con las líneas filosóficas hegemónicas de los años 90, y más puntualmente con aquello que supo ser denominado como “posmodernidad”. La ausencia de certezas en nuestro caso fue el motor que impulsó las preguntas, pero sin la ilusión de obtener respuestas definitivas.
Pasado 2001, aquella frase ya sonaba a anacronismo y el mundo pudo detectar la operación ideológica subyacente. Frente a la permanente afirmación sobre la muerte de las ideologías, Funámbulos sintió que ya no debía limitarse a hablar de teatro, sino que el foco tenía que estar en todas las prácticas discursivas que en tanto fenómenos culturales nos permitieran seguir pensándonos pero como sujetos con historia. Ahí fue donde creamos la segunda etapa, “cultura desde el teatro”.
Ahora, y después de un año de ausencia, sabemos que lo que nos pasó, como espectadores y como directores de una revista, fue algo cercano al aburrimiento. Aquello que veíamos cada noche nos resultaba una copia degradada de lo que ya habíamos visto. Y a la vez, seguíamos viendo exclusivamente lo que había que ver.
Por eso ahora nos despojamos de la imagen fotográfica, del diseño y del tamaño habitual, para revalorizar lo que los otros tienen para decir: ampliamos Funámbulos a todas aquellas voces que vienen pensando el teatro desde un lugar distinto. Con miradas críticas, políticas, idealistas, esta “tercera época” de nuestra revista, aspira a reflexionar sobre lo que está pasando en materia teatral, entendiendo por esto que no se trata exclusivamente del discurso que se ve sobre el escenario, sino que esto hay que completarlo refiriéndonos a los mecanismos de producción. La pregunta ahora no es únicamente qué hacemos sino también, y en igualdad de importancia, cómo lo hacemos y para qué.