miércoles, 20 de mayo de 2009

Zona libros

Por Mónica Berman

Registros
De: Federico León. Adriana Hidalgo Editora. 2005. 318 pág.

Registros es un libro de y sobre Federico León y su obra, compilado por Jorge Dubatti.
Y está hecho de diversos materiales: hay textos dramáticos, fragmentos de escrituras críticas y reflexiones del propio León sobre su proceso creativo.
Sus aportes teóricos, provenientes de pensar su tarea pero excediéndola, atienden a cuestiones sobre los actores, la dirección, el proceso de los ensayos y su vínculo con ese producto no-final que es la puesta, el desgaste en el marco de la repetición (de los actores, de las relaciones, de los textos, de los materiales).
Es absolutamente singular el modo como pueden combinarse la mirada lúcida con la sencillez. Nunca apela a términos ilegibles, ni a presupuestos herméticos, todo puede decirse de manera simple. El libro se deja leer tanto por quiénes conocemos y seguimos sus puestas desde el principio como por quién no lo ha visto nunca y se propone acercarse a su obra. Es propuesta de lectura para el que quiere literatura dramática y para el que desea reflexionar sobre cuestiones primordiales respecto del teatro. Por otro lado no descuida esos datos básicos para los que quieren investigar nombres de actores, fechas, lugares precisos, presentaciones en festivales y premios. Lo que dice Federico León en Registros no permite entender su teatro, sino el teatro que se está produciendo, hoy, en Buenos Aires. No es poco.

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Efectos de escritorio
De: Luis Cano. Aurelia Rivera Editoria. 2005. 134 pág.

Efectos de escritorio es un texto que remeda la época en la que los libros, manuscritos, eran una posesión momentánea, preciada, compartida por una necesaria minoría. Un objeto en el que los lectores anotaban al margen sus lecturas y los que seguían, leeían doblemente el texto y las anotaciones.
En este caso el lector no ha quedado, como entonces, en el anonimato, sino que se registra como Federico Irazábal. Sin embargo, salvo en contadas ocasiones, la escritura en los márgenes no busca ser la de un especialista sino de alguien atento y sagaz que lee, que leyó, antes que nosotros. A veces, ante la duda, buscamos el margen y encontramos allí, también, la misma duda.
Como es un libro muy particular el prólogo, lo que va antes de la palabra, se encuentra casi al final, Cano, define ahí, acertadamente, “escribir” como “un juego de mesa”. Los textos que construyen los Efectos de escritorio son juegos, juegos diferentes, regulados de maneras diversas que invitan a pensar la escritura como algo lúdico. Y ya se sabe, como los libros, los juegos eligen a sus jugadores ...quienes se animen a un libro que tiene cuatro páginas “manuscritas”, que deja renglones en blanco como signo de lo inconcluso y que inscribe el índice en la contratapa... quienes busquen el riesgo en la lectura están obviamente ante el libro indicado. Que lo disfruten.


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Rafael Alberti
Tres obras. Losada. 2005. 201 páginas.

En la colección Gran Teatro editada por Losada, se incluye un tomo con tres textos de Rafael Alberti: El adefesio, El hombre deshabitado y El trébol florido.
El poeta español incursiona en el teatro con sus mejores herramientas, las de la poesía y obtiene con ellas un teatro singularmente bello, con un lenguaje alejado de lo cotidiano y que abreva en el ritmo y en la sólida materialidad de las palabras.
Pero también hay historias, simples, que suceden en pueblos o en islas, donde batallan el mar y la tierra junto con sus habitantes. El amor, imposible, aparece siempre en primer plano.
Tal vez, El hombre deshabitado pueda pecar de moralista, que la alegoría, aunque muy bien escrita, se convierta en una lección para el “hombre desorientado”. Pero tanto El adefesio como El trébol florido conjugan poesía con teatralidad, constituyéndose en dos textos absolutamente legibles hoy, sesenta años después de su escritura o de su estreno, para decir de ellos que son clásicos, que lo único que significa es que vale la pena volverlos a leer.

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Seis obras
De: Rafael Spregelburd. Losada. 2005. 283 pág.

Losada inicia una serie sobre el Nuevo Teatro y en la primera entrega ofrece obras de Rafael Spregelburd. No debe haber ningún lector de Funámbulos que necesite una presentación de este actor, director y autor dramático, absolutamente prolífico, tanto como talentoso y original.
Este tomo presenta seis obras suyas: Remanente de invierno, Canciones alegres de niños de la patria, Raspando la cruz, Cuadro de asfixia, Satánica y Un momento argentino. La primera es de 1992, la última de 2001. Hay otros textos entre esa franja de años. Ésta es una selección. Algunas de estas obras han sido publicadas, otras han sido modificadas en función de la puesta y ésta es la versión que nos llega, otras no habían visto la luz en Buenos Aires.
Los textos son acompañados de metadiscursos de las más diversas facturas, hay transcripciones de programas de mano, pedidos de disculpas, textos ajenos que orientan lecturas. También un prólogo de Jorge Dubatti que analiza y ordena la textualidad de Rafael Spregelburd. Además, y producto de una entrevista, la mención de cómo surgió la escritura de las obras que aquí se editan y cuáles son los procedimientos que el propio autor considera central para cada una de ellas. Un valor agregado, sello de quien edita, es la información sobre las diferentes puestas, en distitos lugares del mundo, éste incluido, menciones de premios, indicaciones de traducciones a otras lenguas.

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Siete autores. La nueva generación
Colección Serie Premios. INT. 2005. 154 pág.

Este libro es de la Colección Serie Premios que edita el Instituto Nacional de Teatro. La publicación está integrada por las obras ganadoras del 5° Concurso Nacional de Obras de Teatro “Nueva dramaturgia argentina” organizado en 2003. El certamen, destinado a autores menores de 30 años, tuvo como jurado a María de los Ángeles González, Daniel Veronese y Federico Irazábal. Las obras que se presentaron fueron muchas, pasaron las cien. Los ganadores fueron siete: Yace al caer la tarde de Maximiliano de la Puente, Globo de Alberto Rojas Apel, Eso esférico sobre el coso nuevo de María Laura Fernández, primer, segundo y tercer premio respectivamente, y con menciones, sin orden de mérito, Cangrejal de Andrés Binetti, Operaria de Agustín Martínez, Dolor de pubis de Leonel Giacometto y Las riendas de Santiago Gobernori.
Leer estas obras implica tener un panorama de lo que están escribiendo los dramaturgos más jóvenes. Muchos tienen puntos de contacto en un modo de concebir la escritura, el tiempo, los vínculos en términos temáticos... Como sucede en estos casos, a veces se acuerda y otras no, con el jurado (hay que decirlo), pero hay textos fantásticos. ¿Cuáles? No, eso queda en manos del lector, para que establezca con los maestros que otorgaron los premios, sus propios acuerdos y desacuerdos.

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23.344 Lautaro Vilo
Editado por Libros del Rojas. 2004. 80 pág.

Uno, Dos, Tres. Ésos son los protagonistas de esta historia. El cigarrillo (los cigarrillos) y el acto de fumar, acompañan a estos devenidos hombres que se consideran amigos.
El relato conjuga diferentes momentos, con foco principal, tal vez, de su historia adolescente (quién sabe si por la frecuencia de aparición o por la narración descarnada de algunos sucesos)
Juegos de palabras: marcas de cigarrillos, modos de nombrarlos, búsquedas de origen (del tabaco y del
nene que quiere crecer) Pero no hay que decirlo así, suena con demasiada ternura y ese no es, de ningún modo, un atributo que el texto postule para sí. Por el contrario, el registro predominante es ese de los adolescentes que quieren que los consideren hombres y hacen y dicen cosas en esa dirección.
El texto es provocativo pero no de manera continua. La fragmentación de los relatos y la falta, casi, de
identidad de los que enuncian permite también la
entrada de ciertos elementos poéticos, que sin
embargo, no desentonan con respecto al resto. Como si ellos, que son retazos de historia, estuvieran constituidos de opuestos : “Qué manera de llorar De pensarme muerto Todo el cuerpo En descomposición Azul Verde Gris A oscuras.”

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