sábado, 16 de mayo de 2009

Zona crítica

Un niño ha muerto
por Sonia Jaroslavsky

Autor y director: Fernando Rubio. Con Julián Calviño, Milagros Gallo, Nayla Pose y elenco. Bosques de Palermo. Este espectáculo se presentará (a confirmar) en mayo en Puerta Roja.

Un niño ha muerto es un texto dramático, es un espectáculo teatral, pero, a la vez, es un instante dentro de un proyecto más amplio. INTIMOTEATROITINERANTE es el nombre que le dio Rubio a su laboratorio teatral. Aquí se intenta frustrar las expectativas del espectador modificando su relación con el actor y con el espacio. Un niño... nos convoca a desplazarnos a los bosques de Palermo. Un laberinto, marcado apenas por unas cuerdas frente al lago, permite que los actores y los espectadores nos espiemos. Nos separan en grupos de cinco personas. Se acercan los actores y cada uno, por grupo, nos irá contando, muy próximos, una historia. Cada actor irá rotando y la historia comienza a repetirse. Cuando llega el crepúsculo el espacio cobra otra dimensión. Nos encontramos solos oyendo el relato de una triste y profunda historia. El laberinto está en el texto. El tiempo está en el texto. El trabajo del actor es de una íntima teatralidad. Acostumbrados últimamente a registros de “no actuación”, Rubio explota e investiga sobre zonas de actuación riesgosas al desnudar al actor en la pequeña gran teatralidad de una proximidad casi provocativa con sus espectadores. En la búsqueda de acontecimiento teatral, se acerca a zonas de tipo performáticas, no por simple innovación sino intentando criticar las formas habituales en las que se sitúan la representación, la figura del actor y la comunicación diversificando la mirada. Un niño ha muerto se propone reflexión existencial más allá de la obra. Un personaje dice: “...Quizá ya nunca nos veamos. No por eso algo de esto va a cambiar. Sabemos que estamos. Nosotros. Aquí...”.

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Bacantes
por Mónica Berman

Dirección y puesta en escena: Laura Gutman. Elenco: Sergio Carlevaris, Nora Siderakis, Julio Pallero y elenco. Sala Beckett, Guardia Vieja 3556. Reservas: 4867-5185. Entrada $ 15

En la Sala Beckett se ha repuesto una versión traducida y adaptada por Nora Andrade y dirigida por Laura Gutman de Las Bacantes de Eurípides.
No es demasiado común en Buenos Aires la puesta de clásicos griegos sin “actualizaciones” que modifican el texto y el contexto en el que se desarrollan. En este caso Bacantes mantiene el espíritu del teatro griego. Pero si alguien sospecha que el teatro griego es aburrido, esta puesta en particular sirve como ejemplo de lo contrario. La versión contempla las modificaciones necesarias para que simultáneamente se perciba la obra como un clásico pero no se la considere antigua. Bacantes tiene ese raro encanto de seducir a los que alguna vez estudiaron griego y a los que no reconocen ni un grafema de tal lengua.
Esta mirada de Bacantes conjuga magistralmente el argumento, en sus instancias más cautivantes (palabras elegidas y recortadas) y la puesta en juego de los cuerpos, de los sonidos y del recorrido espacial. Es decir, un bello texto (acomodado a nuestro oído contemporáneo) hace alianza con puesta atractiva.
Bacantes, decíamos, recupera el espíritu griego, donde tiene que haber fiesta la hay, donde le toca el turno a la tragedia también ella dice presente.
Es necesario hacer una mención especial para el coro de Bacantes: sólo su manejo corporal y vocal permite disfrutar de esa coreografía del exceso, bien dosificada y guiada por la mano cuidadosa de la directora.

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Rétame, Zárate
por Liliana López

Dirección: Pablo Bontá, Héctor Segura. Con María Laura Barreiro, Mariana Cabrol, Jorge Eiro, Lara Hernaiz, y elenco. Sala: La Tertulia. Viernes 21 hs.

Al ritmo de un metrónomo, seis seres trazan recorridos precisos en un cuadrilátero demarcado tan sólo por la iluminación. Por su perímetro, o por sus diagonales, agotan el espacio con sus desplazamientos. Este espectáculo de teatro-danza de La Compañía Buster Keaton, fiel a su nombre - que homenajea al talentoso actor estadounidense del cine mudo -, explora los límites espaciales y el encuentro con el otro, de manera más explícita que la propuesta por Quad, de Samuel Beckett, de la que seguramente partieron. (Una curiosidad que merece ser destacada aquí: Buster Keaton interpretó en 1965 un corto experimental, escrito por Beckett, y dirigido por Alain Schneider, titulado Film.)
En coincidencia con Quad, el cruce en el centro de las diagonales dispara el conflicto, el choque entre estos roles (es más apropiado utilizar este término en vez del de personajes), cuyo vestuario organiza parejas: los prolijos, los desaliñados, los adultos, las escolares, los hombres, las mujeres. Actos sin palabras (parafraseando a Beckett) signados por la agresión y el deseo, atravesados por la comicidad más elemental, característica del cine mudo. La precisa iluminación orienta la mirada del espectador, delimitando el punto de vista en cada situación de conflicto: algunos de ellos, entonces, se liberan momentáneamente del esquema prefijado (ad libitum), hasta retomar a tempo el esquema anterior. Y un enigma inquietante: ¿quién maneja estos seres, a la manera de títeres o robots? Los gestos estereotipados, las sonrisas rígidas y los movimientos maquínicos se producen merced a un intenso trabajo corporal, que alcanza desempeños de gran destreza, como los rebotes en las caídas.

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Hic et nunc (aquí y ahora)
por Mónica Berman

De Patricia Zangaro. Puesta en escena y dirección: Alejandro Ullua. Con Paula Almirón, Valentín Pauls, Sol Canesa y elenco. Sala: Del Borde Espacio Teatral, Sábado a las 23 hs.

“Los hombres emprenden la guerra. A los hombres (a la mayoría) les gusta la guerra, pues para ellos hay 'en la lucha alguna gloria, una necesidad, una satisfacción'que las mujeres (la mayoría) no sienten ni disfrutan.” Susan Sontag retoma las palabras de Virginia Woolf en relación a la guerra y hace de la diferencia de sexos una diferencia de postura con respecto a la cuestión. Por supuesto que esta frase sin los paréntesis sería notablemente falsa, pero como están allí, este enunciado puede ser útil para reflexionar sobre una puesta contemporánea: Hic et nunc (Aquí y ahora).
La obra de Patricia Zangaro dirigida por Alejandro Ullua, tematiza la guerra, parcialmente, fragmentariamente (¿existe otro modo de referirla si no es a través de pedazos, siempre incompletos, de restos que en tanto partes de una totalidad se han diseminado?).
Y lo que se construye en escena es esta diferencia entre el único hombre y las mujeres (recordemos los paréntesis). El hombre, el joven, para ser más precisos (la elección del actor es un hallazgo) se muestra desde todos los aspectos posibles como alguien que disfruta de la guerra: lo sabemos a partir de sus palabras, de sus gestos enfáticos, de su sonrisa, de su actitud. Las mujeres, algunas muy jóvenes, otras no tanto, no son mujeres cualquiera, sino que son mujeres de burdel al servicio de los soldados y toda la jerarquía militar hacia arriba. Por lo tanto doblemente sometidas a la guerra y a su trabajo, no elegido, ni necesariamente consentido.
La guerra y la violencia son tópicos insistentemente recorridos en el universo del teatro; el aporte de esta puesta tiene que ver con su inscripción entre irónica y satírica que hace que no se convierta en un texto previsible en defensa de la paz.

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