domingo, 4 de abril de 2010

El precio de vivir 2

¿El off deja ganancias?

Por Gabriel Peralta

¿Se puede “ganar” dinero haciendo teatro alternativo? (El entrecomillado es porque parece que esa palabra genera ciertos pruritos ideológicos en algunos integrantes del circuito no comercial).
Para contestar este interrogante me aboqué a la tarea de enviar correos con una serie de preguntas. Para que no me pasara lo mismo que con la publicada en el número anterior (de diez encuestados, sólo contestaron tres) bajé mis expectativas numéricas, envié cuatro correos y realicé un reportaje grabador en mano. ¿A que no saben? De los cuatro correos me respondió y contestó todas las preguntas uno; otro me avisó que se le había “traspapelado”, que si todavía estaba a tiempo de contestarme (le dije que sí y aún, al borde del cierre, lo estoy esperando), y los otros dos ni mu. Sobre cinco contestaron dos. Cada vez me convenzo más de que hablar de dinero por estos lares artísticos cuesta, valga la redundancia, mucho.
Paula Travnik y Gabriel Cabrera son integrantes de la Cooperativa Teatral ElKafka y productores de obras (entiéndase que no son productores económicos sino que son, para decirlo rápidamente, los que organizan administrativa y estratégicamente un hecho teatral). Y dicen: “Para nosotros es cada vez más importante el dinero, porque tenés que pensar cuánto sale una obra antes de hacerla: puede tener un costo de 10 ó 15.000 pesos, y a partir del dinero que te dan por subsidios hay que empezar a pensar cuánto se gasta, por ejemplo, en la prensa o en la gráfica”.
Al parecer algunas cosas están cambiando: “Lo que se hacía antes era pensar en un proyecto y después ver de dónde salía el dinero, pero ahora se piensa cuánto va a salir la obra. Si contás con ese dinero, adelante con el proyecto, y si no, más vale que no lo intentes, porque no lo vas concretar nunca. Antes, en cambio, había un montón de “paraveres” (la cooperativas comenzaban a ensayar la obra “para ver” de dónde salía el dinero, para ver dónde estrenaban, para ver si venía un productor) cuyo efecto, en la mayoría de los casos, era la ruptura de esa cooperativa”.
Ana Alvarado, titiritera, dramaturga y directora, también me cuenta cuál ha sido la relación que han tenido con el dinero los hacedores del teatro a lo largo de tiempo: “Contradictoria, como en todas las otras artes. Las personas que eligen probar, arriesgar, investigar en el campo artístico saben que el dinero no puede ser su objetivo principal. Tradicionalmente el circuito independiente tenía también una posición crítica y una actitud transgresora frente al ‘negocio del arte’. Así fue desde sus inicios históricos en el siglo XX. Ahora probablemente esta variable no sea tan general y muchos hacedores de teatro consideran al off un paso hacia otro lugar más protegido económicamente”.
Cuentan Travnik y Cabrera que la influencia de Rubén Szuchmacher y su mirada fue fundamental para un cambio en su mentalidad: “A nosotros nos fue acomodando algunas cosas como el tema de los plazos: ensayar dos meses, porque ensayar seis meses tiene un costo”.
Cuando expuse redondamente mi duda acerca de si se puede ganar dinero en el teatro alternativo me dijeron: “Digamos que por la capacidad que tiene una sala de teatro alternativo sabés que no vas a ganar dinero. Nunca vas a ganar dinero. No son salas comerciales de 200 ó 500 butacas. ElKafka posee de 70 a 80 localidades. La variante puede ser que una obra de dos actores ganen ¿QUIEN GANA? ¿LA OBRA O LOS DOS ACTORES? SI ES LA OBRA: “gane”, SI SON LOS ACTORES, “… actores, cada uno gane…”, o “ganen 150 pesos por mes entre los dos” 150 pesos por mes. Con el mayor de los esfuerzos y a sala llena”.
La visión Alvarado sobre el tema es la siguiente: “Se puede ganar un poco de dinero con ciertas reglas del juego. Mantenerse en cartel (o sea que el público la elija y llene la sala) durante más de un año, preferentemente dos. Que esa obra gane algún premio que la haga visible entre la infinita cantidad de propuestas que circulan. Que sea seleccionada para participar de algún festival dentro o fuera del país y eso inicie un circuito de funciones pagas. Aun así el dinero no alcanza para vivir exclusivamente de eso. La vida de la gente de teatro es en red. Si te va bien con un espectáculo del circuito off y sos docente, seguramente tendrás más alumnos en tus talleres, posibilidades de hacerte ver y ser seleccionado para participar en un ciclo de los que generan los teatros oficiales; o en el caso de los actores, que te convoquen para un espectáculo comercial, oficial o en cine”.
Habrán observado que el panorama para la obtención de algún rédito monetario es casi improbable, para no entrar en el terreno de lo milagroso.
Ahora pasamos al espinoso tema de la duración de las obras en cartel: “Nosotros no estamos de acuerdo con que los espectáculos permanezcan. Si el espectáculo se instala es una cosa, pero si pasó un mes y todavía no se instaló… Pero es algo que ocurre, no es responsabilidad del productor, ni de difusión. El espectáculo se instala o no se instala, y eso lo ves en la segunda función. Persistir en la continuidad inclusive puede llegar a deprimir al grupo. Pero en general se tiene que trabajar con la meta de que en 12 funciones vaya “X” cantidad de gente. Porque hay que decirlo: no hay tanto público para tanto espectáculo del medio alternativo. Lo que se busca en estos momentos es optimizar los tiempos de un proyecto. No se puede ensayar seis meses para luego estar dos meses en cartel” (Travnik-Cabrera). Ambos me dan un dato casi definitorio (tomando en cuenta la obra Body Art que se ofreció dos temporadas en ElKafka): “Para que una obra de teatro alternativo funcione bien, de acuerdo a la capacidad de la sala que contamos y con una función semanal, el techo son 2.000 espectadores”.
En cuanto al tema de que los actores y directores son los que más se arriesgan económicamente Alvarado dice: “El director, por supuesto, al no existir la figura del productor, es el que más arriesga. En el caso de los espectáculos hechos con subsidios como estos que se cobran después de estrenar, normalmente el director adelanta el dinero y debe ser muy estricto en sus gastos para no perder. Otras veces este lugar lo ocupa la cooperativa de actores. En el caso de los actores, las opciones son más variadas. Algunos corren riesgos y otro piden un seguro. Normalmente esto está relacionado con la trayectoria del actor o la historia grupal de la compañía”.
La visión de Cabrera y Travnik es distinta: “Acá en ElKafka todos vamos a cooperativa desde Ferrari (Jorge) a Szuchmacher (Rubén). Lo que sí definimos en el tema de la cooperativa es el puntaje. Pero influye mucho cómo diseñás el proyecto desde un principio, cuánto dinero le asignás a cada rubro. También hay variantes dentro de lo que es cooperativas: está la cooperativa en la que todos ponen tiempo y dinero, y la cooperativa con producción en la que los actores no ponen dinero, o sea que no tienen que arriesgar plata, solamente su tiempo y los viáticos”.
Alvarado da los porcentuales que le asigna a cada rubro aclarando: “Todo esto es tomando como base un espectáculo hecho en el circuito off y con los subsidios habituales del Estado (Proteatro e INT). Si las condiciones de producción son otras todo esto cambia”. Ahí van: “30% actores, director y asistente; 30% escenografía y objetos; 20% prensa y programas, afiches, etc.; si hay que pagar sala de ensayo algún rubro se sacrifica”.
A medida que voy obteniendo algunas respuestas de los hacedores del hecho teatral sobre el tema del dinero aumentan mis interrogantes y no arribo a ninguna conclusión.
La pregunta principal con respecto al tema económico es: ¿por qué se siguen estrenando continuamente obras de teatro en el circuito alternativo, si como variable de recompensa, por llamarlo de alguna manera, lo que único que se consigue es optimizar costos y esfuerzos para no sufrir pérdidas?
Otro tema es: si a una obra del circuito alternativo se la llama exitosa después de mantenerse dos años en cartel y que la hayan visto dos mil espectadores, ¿no habría que empezar a pensar que la plataforma de espectadores es escasa, por no decir exigua, y por lo tanto realizar acciones teatrales para fomentar y difundir esta actividad a fin de ampliar esta plataforma, y entonces sí justificar tanta cantidad de estrenos? Finalmente, ¿a quién le sigue conviniendo que se estrene tanto, más allá de que el espectáculo baje de cartel a un mes del estreno?
Quiero cerrar la nota con un comentario de Ana Alvarado sobre la actividad, la economía y los formadores de opinión: “En las posibilidades de crecimiento de un actor o director en el circuito off, la prensa, los medios, los investigadores, o sea, los formadores de opinión, tienen mucho que ver, y es muy bueno que no renuncien a ese lugar y mantengan el interés por promocionar el teatro que muestra la singularidad de nuestra cartelera en el contexto internacional, porque eso acrecienta la red para todos”.

1 comentario:

Marina dijo...

Hice en 2006 una obra llamada Barbara, vos la viniste a ver porque te pidio Falcone. Pusiste en tu critica que la escenografia era mala y la obra quedaba en la idea. Yo habia puesto 3000 pesos para hacerla, tadron me dio solo un ensayo para que los actores se adapten y como condicion, no que la obra fuera buena sino que la escenografia entrara en 1x1. Y viene uno y te aniquila con una critica despues de dos años de laburo y desconociendo la bambalina preparto (vos) Pero, claro, vos evaluaste lo que viste. Lo que no viste no podes evaluarlo que fue el esfuerzo sicotico que hice para siquiera estrenar.